Dhaulagiri 8.172 m.
EL PRIMER 8.000 PARA ANDALUCIA Y ARGENTINA
A mediados de 1989 preparamos un proyecto para por segunda vez, intentar escalar hasta la cima de una de las montañas más altas del mundo. El Dhaulagiri.
Después de la experiencia en el Annapurna en 1988, suponíamos que en esta ocasión la búsqueda de patrocinadores resultaría sencilla. La realidad se nos presentó bien diferente. Las empresas andaluzas a las que se les presentó el proyecto no lo encontraron rentable y Canal Sur TV, que en principio se interesó por realizar el seguimiento informativo, nos dejó en la estacada a la hora de la verdad. Ahora pienso que realmente no se lo tomaron en serio, nunca.
Ante el fracaso con las empresas privadas, solicitamos nuevamente ayuda a los organismos públicos, encontrando diferentes respuestas. Por un lado la ayuda brindada por el M.I.Ayto. de Marbella, que fue el único patrocinador y por otro, la decisión de la Junta de Andalucía, que prefirió financiar una expedición al Aconcagua. Sorprendente verdad.
El 11 de agosto partíamos a Nepal, donde aseguran sus habitantes, que los dioses moran en las cimas del Himalaya y entorno a esta creencia gira la actividad diaria de los habitantes de la capital (Katmandú), cuyos innumerables templos y tradiciones milenarias, perviven a la sombra de las montañas más altas del mundo.
Envueltos en trámites y compras, permanecimos siete días en Katmandú, donde también contratamos al equipo de sherpas que nos acompañaría al campamento base (CB). El día 20 con todo preparado, partíamos en autobús a Pokhara, para contratar los porteadores que llevarían las cargas hasta la base de la montaña.
Necesitamos 52 hombres para transportar 1.100 Kg, de alimentos y equipo. Y doce días, para realizar los casi 200 Km, que nos separaban de la base del Dhaula. La aproximación es una vivencia extraordinaria; arrozales, bosques subtropicales, campos de maíz, e innumerables aldeas forman un contraste exótico, que se ve realzado por la amabilidad de los habitantes.
Después de cruzar la mayor depresión de la tierra, cavada por el río Kali Gandaki, al pasar entre el Dhaulagiri y Annapurna, llegábamos a tierras altas. Marpha fue nuestra última población y nos tomamos un día de descanso, que también utilizamos para despedir a los porteadores y contratar caballerías.
Desde Marpha quedaban tres días hasta el CB, necesitando cruzar dos collados con más de 5.000 metros; el Paso Tapa y de los Franceses. Alcanzar esas alturas y toda la caminata anterior, fueron factores interesantes para culminar nuestra preparación y mejorar la aclimatación.
El 1 de septiembre llegábamos a la base del Dhaula, instalado las tiendas en un lugar que se me antojaba inhóspito, obligándonos a realizar el incomodo trabajo de construir plataformas para las tiendas. Mover piedras para adecentar lo que debía ser nuestra casa durante dos meses, nos dejaba "planchados" por la falta de aclimatación.
Mientras instalábamos el CB, la expedición de Madrid que había llegado días antes, finalizaba los trabajos de equipamiento para superar el caos de hielo que nos separaba del primer campamento (CI). Así el 3 de septiembre y gracias al trabajo que realizaron, alcanzamos 5.000 m, donde instalamos nuestras tiendas.
Los primeros días de porteos fueron fatigosos. Las cargas de 20 Kg, el terreno expuesto y difícil, así como la escasa aclimatación, nos llevaron a maldecir en muchas ocasiones. En esos días la climatología no acompañaba, llovía casi a diario y esto provocaba que al llegar al CB nuestro aspecto fuese muy parecido al de un espeleólogo, llenos de barro.
Mientras unos continuaban abasteciendo campamentos, otros abrían y señalizaban la ruta hasta 5.600 metros, donde el 10 de septiembre quedó emplazado el segundo campamento (CII). El lugar nos pareció un poco bajo, pero era ideal, ya que se encontraba bajo un muro de hielo, que lo protegería del fuerte viento que pudiese soplar del collado noreste.
La subida al CII carecía de dificultades, aunque necesitábamos sortear numerosas grietas y en el tramo superior nos veíamos obligados a pasar una zona expuesta a las avalanchas, que nos hacia acelerar el ritmo, aun bajo las pesadas cargas.
Ongchu, el sirdar sherpa, se unió al grupo como un escalador más, trabajando con gran entrega durante toda la expedición, hecho que nos llevo a alguna discusión al no coincidir en los planteamientos logísticos.
Manuel. Lito y Santi, con tres suizos de la expedición dirigida por Kari Kobler, que también trabajaba en la ruta, se encargaron de abrir y señalizar el camino hasta 6.350 metros, donde encontraron una plataforma para las tiendas del tercer campamento (CIII). Los suizos que disponían de sherpas de altura, trabajaban con gran rapidez, lo que nos hacía temer que no pudiésemos abrir ni un solo metro de ruta. Así nos dispusimos a aumentar el ritmo y el 20 de septiembre: Lito, Merino y yo, dormimos en el CIII, para al día siguiente realizar trabajos de equipamiento en el último tramo del espolón. Al amanecer Merino no se encontró bien y decidió descender. Lito y yo emprendimos la subida, soportando el intenso frío que no importaba la ilusión por escalar eran muy superiores. Nuestras mochilas llevaban cuerdas, material y mucha ilusión, escalaríamos una zona virgen del extraordinario espolón del Dhaula y tramo clave de la ruta.
Alcanzamos el último anclaje de las cuerdas que habían equipado los suizos e iniciamos los preparativos para la escalada; comencé ascendiendo una pendiente de nieve con 45 grados, que se presentaba muy inestable, además el viento había pegado a la montaña, unas nubes que limitaban la visibilidad. Instalé el primer punto de anclaje para las cuerdas, que reforcé mientras Lito ascendía. A lo lejos ya veíamos acercarse a los compañeros de la expedición madrileña, que subían con más cuerdas. Lito ascendió otros 50 metros, instaló un nuevo anclaje y continuo una ascensión imparable, hasta agotar casi 300 metros de cuerda. Llegamos a 6.950 metros de altitud y nos quedamos sin material, por lo que hicimos un deposito, para descender hasta el campamento. El espolón estaba casi equipado.
El día 22 un nutrido grupo de hombre de las tres expediciones, terminaban el trabajo del día anterior y alcanzaban los 7.050 metros. Comprobando que para instalar el cuarto campamento (CIV), deberíamos llegar al hombro superior. Descienden al CIII, donde nos reagrupamos para preparar un intento a la cima.
Cargados y dispuestos a instalar el CIV, comenzamos la ascensión el día 24. El tiempo era muy inestable, empeorando paulatinamente, hasta que nos obligó a descender desde 6.500. Ante las condiciones que se presentaban descendimos al CB, para tomarnos un merecido descanso, después de 11 días en altura. Entre abundante comida y las cartas que habían llegado desde España pasaron los tres días de mal tiempo. El reparador descanso levanto la moral y todo quedaba listo para ir a la cima.
Cuando abandonamos el CB, sabíamos que lo que aconteciera en días sucesivos sería definitivo. De una tirada alcanzamos el CII, desmantelando el CI, que quedaría como un depósito de material. El ambiente entre nosotros era bueno, aunque los nervios se dejaban ver. Personalmente hasta ese día, no me había preocupado por la posibilidad de que no alcanzáramos la cima, sin embargo comenzaba a invadirme una responsabilidad desmesurada. Por arriba parte del grupo suizo ya había iniciado el intento a la cima, con un día de adelanto sobre nosotros.
El día 23 subimos al CIII perfectos, aunque Merino volvía a tener problemas con la altura. En el campamento y durante la tarde preparamos las cargas, el frío era intenso; a las 15 horas teníamos -10 ºC. Los compañeros de Madrid también lo intentarán con nosotros.
Era el último día de septiembre, a las 6 horas comenzamos a movernos, cuando el cuerpo se resistía a salir del saco. Preparar el desayuno y terminar de hacer la mochila antes de iniciar la ascensión hasta el último campamento. Empezamos con ritmo lento, para llegar hasta el deposito que dejamos días antes, donde aumentamos el peso de los sufridos armarios que llevábamos a la espalda. Mientras Lito y Ongchu se adelantan, para recoger las tiendas que se depositaron a 7.000 metros. Ellos son los primeros en alcanzar los 7.350 metros del CIV, donde instalan una tienda, para montar la segunda cuando llegó Santi. El campamento quedo sobre fuertes pendientes, como un autentico nido de águilas.
Manuel y yo, esperamos a Merino a 7.000 metros, donde se retiro afectado par la altitud, allí le recogimos su carga, aumentando el peso que porteábamos. En todo caso Merino realizó unos trabajos excepcionales.
Al atardecer cuando todos nos encontrábamos en el CIV, empezaron a llegar los suizos, que habían alcanzado la cima. Unas escuetas felicitaciones y al interior de las tiendas, ya que el frío arreciaba. Durante la noche descansamos como pudimos, pero a la mañana siguiente el fuerte viento nos impidió salir. Pasamos el día fundiendo nieve y mal tragando algunos alimentos. Tras un atardecer espectacular nos dispusimos a pasar la noche, que fue interminable, el viento fue a más y llegamos a pensar que volaríamos con las tiendas. El primer intento se veía frustrado y el fantasma del fracaso se apoderó de nuestras mentes. El descenso hasta el CIII era inevitable, para replantear las estrategias.
En el campamento se nos planteaba una difícil cuestión: continuar descendiendo o mantenerse un día para que al siguiente lo intentarán los que se encontraran bien. Los compañeros se tomaron muy en serio mi cargo de jefe de expedición, dejándome la responsabilidad de tan importante decisión. Nadando en un mar de dudas, decidí que debíamos jugarnos la cumbre a una sola carta, con lo que se mostraron todos de acuerdo, así que nos quedamos para intentarlo al día siguiente. Ongchu fue el único que se mostró en desacuerdo y descendió al CB.
La expedición madrileña renunciaba el 2 de octubre y se retiraban de la montaña, otros dos suizos lo intentarían el día 4 con nosotros.
El día 3 fue uno de los más largos de mí vida, lo veía pasar y no conseguía encontrarme en condiciones para afrontar el esfuerzo que se me planteaba para el día siguiente. Manuel era un mar de dudas y no sabía que hacer. Lito y Santi lo tenían claro:
"Si mañana nos encontramos como ahora, subimos".
Lo que ocurrió desde el día 4, lo contaré utilizando algunos fragmentos del diario personal de Miguel Sánchez (Lito):
Estamos en el CIII a 6.350 metros, y los días decisivos han llegado. Temprano, los dos suizos suben con sus sherpas. El día parece magnífico, sin embargo nuestro cansancio no ha desaparecido y la voluntad lucha contra ello. Nos decidimos a subir pero Manuel González no se halla en condiciones y se produce un momento de ruptura, cuando emocionado, ve perder su oportunidad y nos dice: "La cima es vuestra, adelante", y rompe en llanto. Sentimos su ausencia mientras ultimamos detalles y damos pasos lentos sobre la pendiente. De modo regular con Manuel y Santi nos vamos elevando en la arista, ante un gran escenario. A poco de andar, notamos que Santi no encuentra su ritmo y se retrasa cada vez más. Sucede lo que presentíamos. Nos comunica que no está bien y más tarde, lo vemos descender. Reunido con Manuel, comentamos que el Dhaula ha ido "literalmente" eliminando uno a uno a nuestros compañeros y ahora, debemos ser fuertes si deseamos vencer. Comunicamos a Merino en el CB, nuestra progresión.
La última extensión de cuerda, nos lleva al hombro de esta larga arista que ha quedado atrás. El viento es fuerte y las pendientes expuestas nos llevan al CIV, donde el vendaval ha volado una tienda de los suizos y ahora las ráfagas hacen muy frío e incómodo el ambiente. Las sombras ganan el horizonte, a medida que la luna, se adueña del sombrío paisaje. El frío nos presiona y tratamos de dormir un poco, olvidando el bullicio y deseando que en la madrugada, reine el silencio. Quedamos en comunicar a las 4 horas, pero a esa hora el viento continúa mientras nos preparamos. Derretimos nieve para preparar algo de líquido. El tiempo pasa y fuera la borrasca prosigue y esto nos inquieta. De no quitarse el viento, no podremos ascender.
Las condiciones apenas mejoran al amanecer, pero no deseamos perder tiempo y nuestra oportunidad. A las 6'30 horas, nos colocamos los crampones mientras los suizos también se deciden. Con ellos atravesamos las heladas pendientes, bajo un sol débil. Pies y manos se insensibilizan sobremanera, las ráfagas sacuden la nieve fresca. Buscamos las zonas más heladas para una progresión más cómoda y avanzamos atentos a las posibles placas. El frío nos hace desistir de hacer comunicaciones por radio. Cerca de las 10 horas, las ráfagas desaparecen. Escalamos con mayor rapidez y ya alcanzamos los 7.600 metros.
Delante de nosotros tenemos una muralla de nieve y rocas e intuyo que allí arriba, está próximo el final. Avanzo hacía el hombro superior y le doy ánimos a Manuel. Una vez en la arista, descubro que aun resta un escarpado camino hacia la cima. Continuo y por momentos percibo el aire enrarecido.

Quisiera quedarme aquí y disfrutar por largo tiempo, pero constantemente pienso en la ruta de descanso hasta el CIV y el frío es considerable. De algún modo, no reacciono del hecho que estoy en la cima del Dhaulagiri propiamente dicho, bajo el brillo de la luz, rodeado por miles de reflejos. Recojo algunas piedras de la cumbre antes del descenso y hecho una última mirada en derredor y a la cima de esta montaña sagrada, que habitará en mí para siempre.
Con la inmensa alegría de haber conseguido la cima, vemos recompensado el trabajo de seis años. También sabemos que si volvemos a elaborar un proyecto, seguiremos teniendo grandes dificultades para financiarlo y que siempre habrá algún desampresivo, que piense que nos vamos de vacaciones.
Este primer 8.000 metros andaluz, se lo dedico a esos pocos amigos que confiaron en nosotros.
MANUEL GONZALEZ
Noviembre de 1990
FICHA TECNICA
NOMBRE DE LA EXPEDICION: Andaluza Dhaulagiri 90.
CORDILLERA: Himalaya.
MONTAÑA: Dhaulagiri (8.172 m.).
RUTA DE ASCENSION: Arista noreste.
CAMPAMENTOS:
1 DE SEPTIEMBRE CB 4.600 M.
3 DE SEPTIEMBRE CI 5.000 M.
10 DE SEPTIEMBRE CII 5.600 M.
17 DE SEPTIEMBRE CIII 6.350 M.
30 DE SEPTIEMBRE CIV 7.350 M.
5 DE OCTUBRE CIMA.
OTROS DATOS
2ª Ascensión española. 1ª Ascensión andaluza y argentina a un 8.000.
PATROCINADORES
Delegación Municipal de Deportes del M.I. Ayuntamiento de Marbella.
COLABORADORES
Federación Andaluza de Montaña. Solo Climb. Altus. Bolle.
COMPONENTES DE LA EXPEDICION
Manuel González (Jefe Exp.). Manuel Morales, Cima. Miguel Sánchez, Cima. Manuel Merino. Santiago Millán.